viernes, 30 de octubre de 2009

ANÉCDOTA:

¡¡¡ LEONARDO LLORA!!!


El jueves por la mañana se monto la ofrenda de la escuela, para ello pedimos la ayuda de las mamás que forman la mesa directiva.

Después de que entraron todos los niños y pasado el desayuno llegaron las mamás para colocar la ofrenda, los niños al verlas reaccionaron con curiosidad de saber que hacen en la escuela. Se acercaron a saludarlas y luego regresaron a sus actividades. Excepto Leonardo un pequeño de kínder I, que el solo hecho de saber que su mami estaba en la escuela comenzó a llorar sin parar, no quiso trabajar, no quiso comer solo lloro y lloro de vez en cuando se escapaba del salón para ir al comedor y estar cerca de mamá. Y ella no sabía como reaccionar si abrazarlo o ignóralo porque estaba en la escuela en horario de clases.

En el recreo algunos niños fueron al comedor a ayudar en la ofrenda y a la hora que se les dio la indicación de regresar lo hicieron sin protestar.

Menos Leonardo que siguió llorando hasta la hora de la salida.

Con esto me di cuenta de lo que es el apego, para algunos niños no afecto su rutina de escuela el saber que sus mamas estaban ahí, pero para Leonardo si fue muy fuerte no podía estar con ella, ni pudo realizar sus actividades de la escuela lo atrapo la angustia y el llanto.


REFLEXION DE CLASE

Sábado 24 de octubre

La clase inicio con la lectura de un párrafo de Julio Cortazar donde se aborda las situaciones de los desconocidos y de los roles sociales. En apariencia al portar un uniforme damos cuenta de lo que somos pero no quienes somos.
Se realizo una actividad (representación) por equipos para dar cuenta de los diferentes tipos de apego, a nuestro equipo le toco el “apego seguro”.

Se pudo representar lo referente al apego seguro e inseguro.

Concluyendo que el apego seguro es cuando en alguna situación el desprendimiento o separación del objeto o persona no interrumpe las actividades cotidianas y puede sustituir el apego por otro.

El apego inseguro si llega a interrumpir e influir a las actividades cotidianas del niño ya que causa inseguridad y llanto desconsolado.

jueves, 22 de octubre de 2009

ANÉCDOTA:


LA PEQUEÑA CHUPA DEDO

Esta es la historia de la pequeña Karla a quien hoy llamo
“La Pequeña Chupa dedo”

Para comenzar hasta el ciclo pasado era la pequeña con más tiempo en la escuela, ingreso cuando tenía 1 año 2 meses, se cambio de escuela este verano y ya tiene 5 años.

Ella constantemente se chupaba el dedo pulgar, a pesar de todas las estrategias que utilizamos para que dejara de hacerlo, seguía chupando su dedo, era tal la succión que tenia muchas lesiones de grietas en el dedo, incluso le sangraba, le dolía, pero con todo y sangre o pomadas para sanarlo lo chupaba.

Recordando las circunstancias…. lo hacia más cuando dormía, cuando había problemas en su casa y se sentía triste, ansiosa o enferma.

En una ocasión estaba resfriada, se durmió en mis brazos, en ese tiempo usaba guantes y al no poder chupar su dedo jalo mi mano para chupar mi dedo. Lo que me causo risa, sorpresa y me impacto, me hizo reflexionar que más que un habito o costumbre era una necesidad para no sentirse insegura, que no importo que fuera mi mano ella solo quería sentir la sensación relajante de succión.

La Situación del Extraño

Es una situación de laboratorio de unos veinte minutos de duración con ocho episodios. La madre y el niño son introducidos en una sala de juego en la que se incorpora una desconocida. Mientras esta persona juega con el niño, la madre sale de la habitación dejando al niño con la persona extraña. La madre regresa y vuelve a salir, esta vez con la desconocida, dejando al niño completamente solo. Finalmente regresan la madre y la extraña.

Tal y como esperaba, Ainsworth encontró que los niños exploraban y jugaban más en presencia de su madre, y que esta conducta disminuía cuando entraba la desconocida y, sobre todo, cuando salía la madre. A partir, de estos datos, quedaba claro que el niño utilizaba a la madre como una base segura para la exploración, y que la percepción de cualquier amenaza activaba las conductas de apego y hacía desaparecer las conductas exploratorias.

Como resultado de este experimento Aisworth y Bell postularon lo que se conoce como los diferentes tipos de apego:



Apego seguro: Es un tipo de relación con la figura de apego que se caracteriza porque en la situación experimental los niños lloraban poco y se mostraban contentos cuando exploraban en presencia de la madre. Inmediatamente después de entrar en la sala de juego, estos niños usaban a su madre como una base a partir de la que comenzaban a explorar. Cuando la madre salía de la habitación, su conducta exploratoria disminuía y se mostraban claramente afectados. Su regreso les alegraba claramente y se acercaban a ella buscando el contacto físico durante unos instantes para luego continuar su conducta exploratoria. Al mismo tiempo en observaciones naturalistas llevadas a cabo en el hogar de estas familias se encontró que las madres se habían comportado en la casa como muy sensibles y responsivas a las llamadas del bebé, mostrándose disponibles cuando sus hijos las necesitaban.


Apego inseguro-evitativo: Se caracteriza porque los niños se mostraban bastante independientes en la Situación del Extraño. Desde el primer momento comenzaban a explorar e inspeccionar los juguetes, aunque sin utilizar a su madre como base segura, ya que no la miraban para comprobar su presencia, por el contrario la ignoraban. Cuando la madre abandonaba la habitación no parecían verse afectados y tampoco buscaban acercarse y contactar físicamente con ella a su regreso. Incluso si su madre buscaba el contacto, ellos rechazaban el acercamiento. Su desapego era semejante al mostrado por los niños que habían experimentado separaciones dolorosas. En la observación en el hogar las madres de estos niños se habían mostrado relativamente insensibles a las peticiones del niño y/o rechazantes. Los niños se mostraban inseguros, y en algunos casos muy preocupados por la proximidad de la madre, lloraban incluso en sus brazos.

La interpretación global de Ainsworth en este caso era que cuando estos niños entraban en la Situación del Extraño comprendían que no podían contar con el apoyo de su madre y reaccionaban de forma defensiva, adoptando una postura de indiferencia. Como habían sufrido muchos rechazos en el pasado, intentaban negar la necesidad que tenían de su madre para evitar frustraciones. Así, cuando la madre regresaba a la habitación, ellos renunciaban a mirarla, negando cualquier tipo de sentimientos hacia ella.


Apego inseguro-ambivalente: Estos niños se mostraban muy preocupados por el paradero de sus madres y apenas exploraban en la Situación del Extraño. La pasaban mal cuando ésta salía de la habitación, y ante su regreso se mostraban ambivalentes. Estos niños vacilaban entre la irritación, la resistencia al contacto, el acercamiento y las conductas de mantenimiento de contacto. En el hogar, las madres de estos niños habían procedido de forma inconsistente, se habían mostrado sensibles y cálidas en algunas ocasiones y frías e insensibles en otras. Estas pautas de comportamiento habían llevado al niño a la inseguridad sobre la disponibilidad de su madre cuando la necesitasen.

Lo que creo el niño del caso encaja en el tipo de apego inseguro amvibalente

La Cámara de Gesell

La Cámara de Gesell Es una habitación acondicionada para permitir la observación con personas. Está conformada por dos ambientes separados por un vidrio de visión unilateral, los cuales cuentan con equipos de audio y de video para la grabación de los diferentes experimentos.

Fue concebida como domo por el psicólogo y pediatra estadounidense Arnold Gesell para observar la conducta en niños sin ser perturbado o que la presencia de una persona extraña cause alteraciones.

ANÉCDOTA:


LA NIÑA Y SU MANTITA


Un día de verano de esos lluviosos por la mañana, al llegar a la escuela y ver el clima tan feo, creímos que no llagarían los niños y al poco rato comenzaron a aparecer, sus mamas los traían envueltos en cobijas, con impermeables y paraguas pero llegaron.

Una niña en particular me llamo la atención porque ya estando adentro en el salón y no quería soltar su cobijita que traía desayuno, envuelta en la cobija apenas si saca una mano para tomar la cuchara, le quise quitar la cobija para que no le estorbara y comenzó a llorar inconsolablemente, así estuvo todo el día con su “inseparable mantita”. Para todos lados la traía trabajo, comió y jugo con ella, pero no la soltó.

A la salida le comente a la mamá que no quiso apartase de su cobija en todo el día, a lo que me respondió que era normal para ella porque su favorita y que por la mañana le dijo “Tienes que ir a la escuela, te llevas tu cobija y no pasará nada, todo esta bien.” A razón de que la niña sentía miedo por la lluvia y los truenos.

Ocasionalmente cuando la niña se siente mal físicamente o anímicamente llega con su cobija. Y la mantiene en el respaldo de la silla hasta la hora de la salida.

Lo que nos da muestra del Apego en situaciones especiales en una niña de preescolar.



 
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